Joseph Cardijn nació el 13 de noviembre de 1882 en Scherbeck, Bélgica, hijo de un carbonero, minero retirado. En su casa se vivía la condición obrera y se vivía intensamente la fe cristiana. Las dos condiciones marcaron profundamente su vida. El joven Cardijn ingresó a un Seminario Católico, aunque su padre quería que él siguiera trabajando para ayudar económicamente el pobre hogar. Al notar la tristeza del hijo, el anciano padre volvió al trabajo en las minas para que su hijo pudiera seguir su vocación.
Cardijn siguió sus estudios en el Seminario. En sus vacaciones estaba junto con sus compañeros del barrio obrero, amigos de infancia, hermanos de miseria y alegrías, al igual que él, hijos de trabajadores. Tratando con ellos descubrió que los jóvenes trabajadores sufrían una tremenda tragedia de pobreza y miseria. Y que al entrar en el mundo del trabajo dejaban la Iglesia. La experiencia que le marcó mucho en sus primeras vacaciones fue el hecho de que sus compañeros no querían saber nada de él, consideraban que se había cambiado de bando: la Iglesia, consideraban, estaba con el poder. Cardijn, junto al lecho de muerte de su padre hizo un juramento: entregar su vida por los jóvenes trabajadores.
Frases inspiradoras de José Cardijn, fundador del JOC
La JOC, es conocida en Ecuador como la JTCE.
JTCE, significa, JOVENES TABAJADORES CATÓLICOS DEL ECUADOR. Es un nombre mucho más simpático que la JOC y que significa mucho más para nosotros.
Recuerdan: “La JTCE no es una etiqueta que se pueda atribuir a cualquier grupo. Tratemos de merecer esta designación y vivir fieles a los valores de la JTCE:
Consideramos algunas frases del fundador de la JOC; frases que han sido la inspiración de la JTCE.
“El joven vale más que todo el oro del mundo”
“El primero y el más cercano de los apóstoles para un joven trabajador es otro joven trabajador.” La JTCE es una escuela par apóstoles, apóstoles en la vida corriente.
Cardijn cree profundamente en estos jóvenes a pesar de su incultura y la explotación en que viven. “Ellos son capaces de protagonizar su propia liberación” sin abandonar el propio ambiente de trabajadores y de jóvenes. Son ellos mismos lo9s que deben convertirse en apóstoles de sus propios compañeros.
“Los trabajadores jóvenes no son máquinas, ni bestias, ni esclavos. Son los hijos e hijas, los colaboradores, los herederos de Dios.”